El tango, como palo flamenco, tiene su origen "posiblemente" en los ritmos que los músicos indianos adquirieron en sus viajes por la América colonizada. Una vez en Cádiz, se aflamenca y, por su carácter bailable, se convierte en recurso para que las bailarinas de los locales del alterne (cafés cantantes) muestren sus gracias.
Más adelante y ya en el ámbito privado, será considerado un cante menor, atribuido a las mujeres, para aliviar el dramatismo trágico de cantes más serios como la seguirilla o la soleá.
Dicho esto, aquí os dejo a un Capullo en estado crudo, sin las gesticulaciones y muecas a las que nos tiene acostumbrados, ejecutando con masculinidad estos tangos, acompañado por un Niño Jero que mece el compás con una gracia que arranca al oyente un movimiento de cadera inconsciente. Los palmeros serios, con compás seco y a tiempo.
Miguel Flores, en su crudeza más juvenil, diligente, no se detiene en melismas ni sutilezas, es pura tierra lo que exhala su garganta. Deleitense en el abismo de sus pausas y silencios, sello que adornará la carrera como cantaó de este jerezano irrepetible.
Trysko
2 comentarios:
Ole Tris!!
Genial el Capullo y ciertamente el Niño Jero te contagia ese compás. Ole!!!
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