Por Juan Silva
Maruja, en su blog Mi vida entre el levante y el poniente, nos
recrea una noche que vivió en la tienda de Maera, siendo ella adolescente:
“[…]
Una noche, llegaron a la tienda El Chururú y Antonio Pavón, hermano de mi tía
Luisa la Cantaora, y León Salido. La tienda se llenó de gente y Maera cerró las
puertas de la calle Lauría y las del patio que daba a la calle Santa Bárbara,
quedando solo la puerta del patio abierta. Coincidió que ese día había venido
mi padre de Solle, que estaba destinado allí. Todos los vecinos nos fuimos a la
tienda. Se puso a cantar El Chururú, yo a bailar y Antonio a tocar la guitarra.
León Salido también se puso a cantar y se armó una juerga que duró hasta la madrugada.”
Este revuelo era habitual
en La Isla cada vez que Chururú llegaba a alguno de los rincones donde se
facilitaba el cante, que no eran pocos: Venta de Peralta, Tienda Chica, el
Deán, el Patio Maestro Luis…
Antonio Sánchez Rodríguez,
que así se llamaba, cantaor largo y seguro, tenía unas cualidades
excepcionales. Encaraba gran variedad de cantes de una forma personal y hacía difícil que el público
se decantase por uno u otro estilo, aunque para algunos las cantiñas las
bordaba.
La vida de Chururú
transcurre entre dos bahías, la de Cádiz y la de Algeciras. Nace en La Isla en
1907 y muere en La Línea en 1982. Hasta el año cuarenta, su vida transcurre en su
pueblo natal. Como en esta ocasión que nos cuenta Maruja, era muy frecuente
verlo con su amigo y guitarrista Antonio Pavón y habitualmente los acompañaba
el bailaor Fernando Torres. Se codeó con todos los flamencos isleños, entre
ellos el Chato que, según él mismo refiere, cantó con Chururú “cuarenta millones de veces”. Durante la década
de los cuarenta, se incorpora a varias compañías e incluso recibe una oferta
para irse a Madrid que no terminó de cuajar. Tras esta etapa, se afinca en La
Línea. Y ya solo volverá a San Fernando para algún contrato que otro. Uno de
estos fue una inolvidable noche en la plaza de toros con Manolo Caracol, Pepe
Pinto y Antonio, el Sevillano.
Durante esos años que vive
en La Línea, fue maestro de numerosos aficionados entre los que podemos destacar
el Terry
de La Línea o Chaleco, que cantaba las cantiñas festeras de Chururú. Se juntó
con casi todos los artistas del campo de Gibraltar y compartió juergas con
ellos. En ocasiones le tocó la guitarra Antonio de Algeciras, padre de Paco.
Estuvo activo hasta una avanzada edad; con setenta años aún estaba trabajando
en la sala de fiestas Berrenchina, situada entre La Línea y Algeciras, donde
coincidía con el Brillantina de Cádiz, entre otros. Poco después nos dejaría a
los 75 años.
Por suerte se conservan
cinco de sus cantes rescatados de carretes de hilo magnético con Antonio Carrasco, el Botita a la guitarra, alegrías, serranas, martinetes, mirabrás y
malagueñas, recuperados en 1949.
Qué lo disfruten.
BIBLIOGRAFÍA
·Aleu Zuazo, S. (1995). El Chato de
La Isla, entre la vida y el cante. San Fernando (Cádiz): ISPREN, S.L.
·Aleu Zuazo, S. (1999). Flamencos de La Isla en el recuerdo
(2ª ed.). San Fernando, Cádiz, España: Grupo Publicaciones del Sur, S.A.
Editores.
·Cuenca Rivero, M. M. (1 de noviembre de 2015). Mi vida entre
el levante y el poniente. Recuperado el 30 de marzo de 2018, de La tienda de
Maera:
http://mariamanuelacuencarivero.blogspot.com.es/2015/11/la-tienda-de-maera-en-mi-calle-en-la.html
·Fondo de Música Tradicional. (s.f.).
·Ruiz Fuentes, J. M. (s.f.). Recuperado el 25 de abril de
2018, de El arte de vivir el flamenco:
https://elartedevivirelflamenco.com/cantaores665.html
·Téllez, J. J. (2009). Más allá de Paco de Lucía. Una
aproximación a la tradición. Música oral del sur , 55-83.
No hay comentarios:
Publicar un comentario