Publicado en el número 2 de la revista LA FRAGUA, noviembre de 2012.
Mikel y Kortxo son txalapartaris.
El instrumento que tocan se llama txalaparta
y para el profano, a simple vista, puede parecer un xilófono gigante. Pero no,
no es ningún xilófono. Es un instrumento tradicional vasco que esta pareja de txalapartaris hace sonar, ¡y de qué
manera! Verlos y escucharlos tocar es un auténtico espectáculo en sí, pero si
encima lo hacen por soleá por bulerías o por seguiriyas, eso ya es asombroso.
Corría el año 2001. El que escribe tocaba la guitarra con
el grupo de flamenco fusión EA! Actuábamos en el Festival Sustraiez Blai en Itsasondo (Guipuzcoa) y compartimos cartel con el grupo Ttakunpa, donde Mikel y Kortxo tocaban la txalaparta y la fusionaban con instrumentos y danza africanos. Al final del concierto nos juntamos los dos grupos y tocamos un tema juntos, una rumbita con aires caribeños. Ese fue nuestro primer encuentro y desde entonces no hemos dejado de vernos. Ellos se sintieron rápidamente atraídos por el flamenco y aprendieron pronto, es más, no dejan de aprender, y a la vista está.
el grupo de flamenco fusión EA! Actuábamos en el Festival Sustraiez Blai en Itsasondo (Guipuzcoa) y compartimos cartel con el grupo Ttakunpa, donde Mikel y Kortxo tocaban la txalaparta y la fusionaban con instrumentos y danza africanos. Al final del concierto nos juntamos los dos grupos y tocamos un tema juntos, una rumbita con aires caribeños. Ese fue nuestro primer encuentro y desde entonces no hemos dejado de vernos. Ellos se sintieron rápidamente atraídos por el flamenco y aprendieron pronto, es más, no dejan de aprender, y a la vista está.
El pasado mes de agosto, estuvieron en La Isla para
participar en las actuaciones organizadas por el Ayuntamiento dentro de la
programación de Noches en LA Mayor. Y
vinieron nada más y nada menos que con un espectáculo flamenco, Berriketan, (que viene a significar algo
así como ‛charlando’), en el que todos los músicos son vascos a excepción de la
voz y el saxo de Antonio Lizana y de mi guitarra.
Aprovechamos su estancia en La Isla para charlar con ellos.
En su origen, la txalaparta
surge en los caseríos donde se hacía la sidra. Las manzanas se echaban en un barril,
ponían encima unos tablones de madera para pisarlas y sacar el zumo. Una vez
terminado el pisado, quitaban las tablas y las iban tirando a los lados. Al
chocar con el suelo, algunas maderas tenían un sonido particular y se
seleccionaban para tocarlas por la noche. Sobre dos cestos colocaban uno de los
tablones y se golpeaba con unos palos sobre ellos para dar a entender que en
ese caserío ya estaba la sidra lista y por la noche habría celebración, fiesta.
¿Cómo evoluciona el instrumento hasta nuestros días?
Al principio se tocaba solo con una tabla. Se tocaba un ritmo llamado Sagar Deia, ‛la llamada de la manzana’, que avisaba a los vecinos de la fiesta de la sidra. Luego, ya en la fiesta, se seguía tocando junto con otros instrumentos tradicionales como la alboka, que es un instrumento de viento, la dulzaina y la trikititxa (una especie de acordeón vasco). Durante la dictadura franquista, estuvo a punto de desaparecer, para resurgir en los años 80. Poco a poco se fueron incorporando más tablas y los cestos fueron sustituidos por caballetes. No fue hasta los años 90 cuando se empiezan a utilizar tablas afinadas, creando de esta manera un instrumento musical. También se empiezan a utilizar otros materiales como el hierro o la piedra. La forma de tocar también ha evolucionado. Antes se tocaba el ttakun tradicional, que no es otra cosa que una onomatopeya del sonido que hacían los palos sonando sobre la madera. En la actualidad, se utilizan distintas estructuras rítmicas.
Al principio se tocaba solo con una tabla. Se tocaba un ritmo llamado Sagar Deia, ‛la llamada de la manzana’, que avisaba a los vecinos de la fiesta de la sidra. Luego, ya en la fiesta, se seguía tocando junto con otros instrumentos tradicionales como la alboka, que es un instrumento de viento, la dulzaina y la trikititxa (una especie de acordeón vasco). Durante la dictadura franquista, estuvo a punto de desaparecer, para resurgir en los años 80. Poco a poco se fueron incorporando más tablas y los cestos fueron sustituidos por caballetes. No fue hasta los años 90 cuando se empiezan a utilizar tablas afinadas, creando de esta manera un instrumento musical. También se empiezan a utilizar otros materiales como el hierro o la piedra. La forma de tocar también ha evolucionado. Antes se tocaba el ttakun tradicional, que no es otra cosa que una onomatopeya del sonido que hacían los palos sonando sobre la madera. En la actualidad, se utilizan distintas estructuras rítmicas.
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Juan Silva |
Para tocar de forma tradicional, no es necesario conocer a la
otra persona que toca, solo respetar la regla del ttakun, pero para tocar estructuras más complejas o montar
canciones determinadas es necesario conocer al otro, por lo que generalmente
existen parejas de txalapartaris.
¿Qué os llamó la atención del flamenco para interesaros por
él hasta el punto de tocarlo?
En un principio, lo que nos llamó la atención fue su aspecto
rítmico, las palmas, el cajón, los remates, el taconeo en el baile. Más tarde
nos fijamos en el cante, en las melodías, en las armonías de la guitarra. También
nos gusta su origen popular, su fuerza, lo que se transmite.
En la actualidad tenéis un espectáculo con la bailaora Askoa
Etxebarrieta, la Pulga, en el que hacéis desde soleá por bulerías hasta seguiriyas ¿Cómo ha sido
el proceso para llegar a que la txalaparta suene flamenco?
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Juan Silva |
BERRIKETAN son:
Txalapartaris: Aitor Korta y Mikel Aveiro
Bailaora: Askoa Etxebarrieta, la Pulga
Percusiones: Adrián Larrañaga y José Gil
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