Por David Palomar
Publicado en el número 4 de la revista LA FRAGUA, abril de 2014.
Mi vivencia al lado de la Maestra Mariana Cornejo ha sido una de las experiencias vitales más importante de los treinta y seis años que tengo de existencia en este planeta. Qué podría explicar de este ángel que residió en Cádiz... que era pura energía, la mujer de la eterna sonrisa, madre entre las madres, la superabuela, la cantaora que ha llevado a gala la escuela gaditana haciendo sentir orgullosos a sus antecesores.
Todavía recuerdo, en el 2005, cuando todavía vivía en la ciudad de Sevilla, que recibí una llamada de Mariana diciéndome que yo tenía que ser el productor de su disco. Yo me quedé asombrado y sentí un poco de miedo, la verdad, pero ella insistía con muchas ganas. Finalmente, y a pesar de mis temores, le eché valor y sacamos el disco Tela marinera, un éxito de críticas. Era sorprendente la capacidad de adaptación que tenía a arreglos más modernos o a conceptos no tan habituales para ella. Siempre nos daba una
Mi vivencia al lado de la Maestra Mariana Cornejo ha sido una de las experiencias vitales más importante de los treinta y seis años que tengo de existencia en este planeta. Qué podría explicar de este ángel que residió en Cádiz... que era pura energía, la mujer de la eterna sonrisa, madre entre las madres, la superabuela, la cantaora que ha llevado a gala la escuela gaditana haciendo sentir orgullosos a sus antecesores.
Todavía recuerdo, en el 2005, cuando todavía vivía en la ciudad de Sevilla, que recibí una llamada de Mariana diciéndome que yo tenía que ser el productor de su disco. Yo me quedé asombrado y sentí un poco de miedo, la verdad, pero ella insistía con muchas ganas. Finalmente, y a pesar de mis temores, le eché valor y sacamos el disco Tela marinera, un éxito de críticas. Era sorprendente la capacidad de adaptación que tenía a arreglos más modernos o a conceptos no tan habituales para ella. Siempre nos daba una