
Alberto es un fotógrafo magno, un profesional formado escenario a escenario, tablao a tablao. Y es un filoflamenco que antes consiguió su maestría en otros campos fotográficos, bebió el veneno de lo hondo y se hizo uno de los mejores captadores de imágenes de este arte.
Alberto presenta en la Venta de Vargas una obra magnífica de payos y gitanos, de cantaores y tocaores, de palmeros y bailaores.
Una obra donde el blanco y negro de sus fotos se camuflan entre las fotos de la Venta y parece que siempre estuvieron allí.
Una obra magnífica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario