Rancapino... con Camarón

Publicado en el número 1 de la revista LA FRAGUA, agosto de 2012.

Desde La Fragua, seguimos contactando con músicos y gente del flamenco en general para que nos cuenten la influencia de Camarón en sus vidas, en su arte, cómo lo conocieron, qué hicieron juntos, en fin… sus experiencias con el Maestro.

 

Rancapino. Cantaor  

Rancapino cantando en la Venta de Vargas
Foto: Juan Silva




Para vivir el flamenco como lo he vivido yo en la Venta de Vargas con el Chato de La Isla, con mi primo Juan Farina, con Camarón chiquitito, hay que nacer con eso. Nos juntábamos con todos los cantaores de la época, con Marchena, con Caracol...

Él se venía a mi casa a buscarme y siempre estaba conmigo. Antes de que grabara, nos íbamos por todos los rincones de la bahía. Una vez, Juan Vargas trajo un magnetófono y nos grabó cantando por fandangos, por bulerías…

En Chiclana, en la barbería de Miguel Pérez, que tocaba la guitarra, entrábamos y se ponía a cantar y tocar. Allí se formaban las mejores fiestas que yo he visto en mi vida. Como ha cantao  Camarón, no lo he escuchao en mi vida. Ha hecho grande La Isla, ha hecho grande el cante, ha hecho grande to. Lo mismo le gustaba a los niños que a los viejos. Ha sido un superdotado en el flamenco, su musicalidad, su manera de cantar era tan dulce… y era tan listo que cogía un cante de un cantaor antiguo y lo hacía mejor que el que cantaba ese cante. Mira como era que Caracol cuando lo escuchó se volvió loco con él, y Lola Flores me llamaba a mí y me decía: “tráeme a Camaroncito”, y le encantaba escucharlo. Una noche en la Venta de Vargas, Antonio Ordóñez, escuchándolo cantar, se quitó el reloj de oro de la muñeca y se lo regaló. Camarón era único.

 

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