En junio de 2012 recibí una llamada de mi amigo
Carlos Rey. Me llamaba para pedirme que fotografiara una serie de eventos que
habían organizado entre Chico Fernández, Rafael Galán y él mismo para
conmemorar el 20 aniversario de la muerte de Camarón. Estuve tres días haciendo
fotos y vi más flamenco en La Isla que en muchos años. No pude imaginar entonces
que ese sería el inicio de una serie de acontecimientos que, sinceramente creo,
han cambiado el pulso del flamenco en nuestra Isla.
Tras ese homenaje, que resultó ser un éxito,
empezaron a ocurrir cosas: la Venta de Vargas comienza con sus Madrugás flamencas; los organizadores
del homenaje deciden sacar una revista flamenca, LA FRAGUA; Lolo Picardo y
Carlos Rey comienzan a emitir un programa de flamenco en Radio La Isla, que
también deciden llamar LA FRAGUA. A partir de estos momentos, se empieza a
notar que en nuestra ciudad, La Isla de Camarón, es cada vez más frecuente
encontrar actuaciones flamencas en distintos locales. El flamenco comenzaba a
salir de las peñas.
Termina el año y, al comienzo del siguiente, surge
nuestra asociación. Indiscutiblemente sin aquel homenaje celebrado seis meses
antes no hubiese nacido LA FRAGUA, Asociación Cultural Flamenca.
Durante esos días del 29 de junio al 2 de julio
tuve el placer de vivir momentos que difícilmente olvidaré. Descubrí a Joaquín
de Sola, un desconocido para mi, que cantaba en la escalera del mercao y, mientras a mi me embelesaba su cante, a él le asustaba
mi cámara y miraba extrañado mientras yo le fotografiaba. Pude ver una plaza de
abasto llena de gente disfrutando del soniquete de Antonio Caña junto al bar de
Agustín. Disfruté con María la Mónica cantando en La Espuma por Camarón con la
fuerza de su vientre. Me emocionó un Palomar con las manos abiertas hacia el público
de la Venta que lloraba mientras nos regalaba Llorona de Chavela. Me encontré a una parejita de chavales
jovencísimos, de Bilbao, que se habían venido casi sin un duro para asistir a
todos los actos de este homenaje. Escuché a Paco Cepero contando anécdotas de
sus correrías con Camarón mientras un fotógrafo japonés se desvivía
capturándolo con su cámara. Fotógrafo que también me encontré en todas partes y
que me cedió su sitio en más de una ocasión, gentileza nipona. Me encantó un
Jesús Castilla lidiando frente al miura del futbol —España gano la Copa de
Europa momentos antes de su actuación junto a la estatua de Camarón—. Capoteó
con cánticos, pitidos, gritos y vítores pero terminó cortando oreja y rabo.
Conocí a Juan Luis Monje con su cámara a cuestas intentando capturar el duende.
Y como no recordar también al maestro Rancapino, con esa solera que destila, o
los cantes del Capullo, con esa pataíta
al final. OLE!!!
Bueno, aquí os dejo mi visión del Homenaje a
Camarón. 20 años del mito.
Juan Silva
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